La visita de Nuestra Señora de Consolación Coronada, patrona de Utrera, ha dejado imágenes que pasarán a la historia y que vienen a poner de manifiesto por qué Consolación de Utrera es una devoción que traspasa las fronteras.
Los utreranos y utreranas no han dejado de visitar a la Madre, aunque una semana completa haya estado fuera de su Santuario. En la Parroquia del Sagrario se han sucedido las visitas no solo de utreranos sino de personas que no han querido dejar de contemplar de cerca a la milagrosa imagen que en 1507 dejó Sevilla para venir a su casa en Utrera.
La Virgen de Consolación salía de la Parroquia del Sagrario para presidir el tercer día del solemne triduo en el Altar del Jubileo de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla, misa que fue oficiada por el Arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Luis Argüello y que contó con el acompañamiento musical del Coro Siaurum, también, llegado desde Utrera.
En ese trayecto interno no faltaron utreranos acompañándola y por supuesto los cantes y plegarias a la patrona de Utrera tampoco dejaron de escucharse entre los muros catedralicios y ofrenda floral de la ciudad a su patrona realizada por el alcalde, Francisco Jiménez.
Y llegó el esperado 8 de diciembre, día de la celebración de la Procesión Extraordinaria de Clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Pero antes de ver en la calle a la Virgen de Consolación, en el interior de la Catedral se vivieron momentos para la historia como el encuentro de la Esperanza de Triana y la Macarena con la patrona de Utrera.
Numeroso fue el acompañamiento que llevó la Virgen de Consolación en su recorrido por las calles de Sevilla. La quinta imagen que salía de la Catedral fue la de la Patrona de Utrera entre el repique de las campanas de la Giralda y el órgano catedralicio tocando el Himno de España, el mismo que sonó ya en la plaza Virgen de los Reyes por la Asociación Musical Álvarez Quintero que acompañó a la Virgen en todo el paseo por Sevilla. Eran las 17:50 horas del 8 de diciembre.
Momento cumbre en el Paseo de Colón, ante la Real Maestranza, fue el encuentro de Nuestra Señora de Consolación con la Virgen de los Reyes y el rezo de la oración junto al Sr. Arzobispo de Sevilla, D. José Ángel Saez Meneses.
En ese punto se encaraba ya la recta final del recorrido oficial y Utrera se podía sentir más cerca de su patrona iniciando ese trayecto que, por las calles del centro de la capital, la llevaría hasta la Iglesia de la Virgen de Consolación, el templo de Los Terceros, donde pernoctaría.
Consolación de Utrera se detuvo en la Parroquia de la Magdalena, sede de las hermandades sevillanas de El Calvario y la Quinta Angustia, por ello, la Asociación Musical Álvarez Quintero, en su repertorio había preparado una marcha dedicada a esta última. La Hermandad de Nuestra Señora de Consolación Coronada, patrona de Utrera, hizo un ofrenda floral en este punto.
Otra imagen que quedará para el recuerdo es la de la Virgen de Consolación pasando por las Setas de Sevilla, y allí en la Plaza de la Encarnación esperaba para incorporarse al cortejo la Banda de Cornetas y Tambores de la Veracruz de Utrera.
Y, a partir de ahí, se emprendían los metros finales de la procesión en Sevilla, deteniéndose ante la Iglesia de Santa Catalina, sede de la Hermandad de la Exaltación y también de Santa Lucía, cuyo grupo joven ha ayudado a los jóvenes de Consolación de Utrera ha exornar las calles de este tramo de recorrido y, una nueva ofrenda floral en señal de agradecimiento.
La Virgen se adentraba ya, de lleno, en el que por unas horas se convirtió en su barrio sevillano que lucía exornado para la ocasión con el mismo esplendor como si de calles utreranas se tratase.
En Santa Ángela de la Cruz se vivió uno de los instantes más esperados, el paso de la Virgen de Consolación por el convento de las Hermanas de la Cruz donde las voces angelicales de las hermanas sonarían para la patrona de Utrera.
En ese trayecto hasta llegar a Los Terceros no cabía ni un alfiler y dejaba imágenes muy parecidas a las del procesionar por las calles de Utrera sin faltar los cantes y las oraciones para Ella.
Y entre cantes y vivas llegó a la Iglesia de Consolación, cuando eran las 2:45 horas, y allí entre los cantos de Utrera y el rezo cantado de Enrique Montoya “Candela” se ponía fin a esta jornada para la historia.