El Hospital Universitario de Valme de Sevilla ha recibido la donación de una ‘Cuna de los Abrazos’, destinada a madres y padres que deben hacer frente al duelo gestacional o neonatal. La donación procede de ‘El Legado de Oliver’, iniciativa emprendida por una pareja formada por Natalie Claytor y Manuel Moreno, que desde Chiclana ayudan a hospitales con este gesto solidario tras la pérdida de su bebé Oliver en el año 2020.
Esta iniciativa, incorporada en diferentes hospitales, refleja un esfuerzo creciente por humanizar la atención en situaciones de duelo perinatal. También conocido como ‘cuddle cot’, el dispositivo está especialmente diseñado para facilitar a los padres la despedida de sus bebés en situaciones muy duras. Permite que los pequeños que han fallecido puedan permanecer junto a sus familias más tiempo, en un entorno íntimo y en un ambiente más humano, favoreciendo una última conexión física y emocional entre ellos.
El hospital sevillano lo ha incluido en su Plan de Humanización dentro de su protocolización de la atención al proceso de Duelo Perinatal. Según la directora gerente del Área de Gestión Sanitaria Sur de Sevilla, Inmaculada Vázquez, “nuestro objetivo, al integrar este dispositivo, es sumar con un espacio digno y un acompañamiento emocional de calidad para unos padres y su familia en momentos tan dolorosos. En conclusión, una acción con profundo valor terapéutico para que las familias vivan el duelo de manera más serena, con un sentido de cierre y contención”.
Avance en la humanización asistencial
La acogida e implementación de esta donación reafirma el compromiso del Hospital Universitario de Valme con la humanización de la atención sanitaria y el avance en su línea la mejora constante de la satisfacción percibida por el paciente, más aún en circunstancias tan duras como la pérdida de un hijo.
En este sentido, este área sanitaria cuenta con un Grupo de Trabajo Estratégico de Pérdida Perinatal formado por una veintena de profesionales de carácter multidisciplinar vinculados directamente con la atención de estas experiencias tan dolorosas: ginecólogos, matronas, neonatólogos, enfermeras y TCAEs. Son numerosas las iniciativas que ha activado.
Ha realizado durante el último año grandes aportaciones. Ha impulsado la formación de los profesionales junto a la implementación de protocolos como aspectos clave para ofrecer el apoyo adecuado, mejorando la comunicación, el tratamiento de los trastornos emocionales relacionados y validar el duelo de los padres. Documentos convertidos en guías de práctica clínica que garantizan unos cuidados individualizados y empáticos basados en el respeto y la satisfacción de las necesidades de las familias. Un trabajo que ha sido expuesto recientemente en una jornada monográfica en el marco de la celebración internacional de la muerte perinatal.
La más reciente incorporación es la Cuna de los Abrazos. La coordinadora de este grupo, la matrona Paqui Baena, la califica como “una de las iniciativas más sensibles que hemos implementado, estando profundamente agradecidos por esta donación para blindar una atención integral y humana”.
Por su parte, Vázquez enmarca esta iniciativa en el avance del Plan de Humanización en sus líneas de la excelencia y calidez asistencial: “Humanizar la atención va más allá de un trato amable, implica humanizar las relaciones entre profesionales, pacientes y familias en la gestión de servicios a través de una asistencia centrada en las personas, en sus cuidados, en los derechos y siempre desde una perspectiva global”.
Beneficios en el manejo emocional del duelo
Diversos estudios realizados destacan los beneficios en el manejo emocional del duelo a raíz de la incorporación de la Cuna de los Abrazos. Las familias que han utilizado este dispositivo reportan una mayor sensación de cierre, disminución del sufrimiento y una mejor adaptación a la pérdida, ya que pueden tener una despedida más digna y serena.
El Hospital Universitario de Valme cuenta con el valioso testimonio de Vicky, una TCAE de su servicio de Ginecología que pasó por la pérdida de una hija hace seis años en este mismo contexto. Actualmente tiene tres hijos, pero continúa teniendo el vacío inmenso que le dejó Alba. Ella con su experiencia ha sido la promotora de la consecución de esta donación.
Desde sus vivencias y emociones, valora la incorporación de este dispositivo como “un recurso que ayuda a enfrentar la pérdida con mayor serenidad, proporcionando a los padres el espacio y el tiempo adecuados para su dolor y su memoria en la despedida de nuestros bebés fallecidos”. Lo define como: “Un regalo del tiempo para un último adiós”.
De forma detallada, profesionales y padres que han pasado por esta situación, como Vicky, destacan varios beneficios. Por un lado, la despedida, al permitir que el cuerpo del bebé se mantenga en condiciones adecuadas durante el adiós aportando el tiempo necesario a los padres. Por otro lado, facilita el vínculo familiar al tener la posibilidad de pasar más tiempo con el bebé fallecido y poder acudir la familia, ayudando eso a un vínculo emocional, lo que puede ser crucial para el proceso de duelo y la aceptación de la pérdida.