A las nueve de la mañana se abrió la Puerta del Perdón, con un repique general de campanas, para iniciar la procesión de la Virgen de la Mesa. Un 15 de Agosto más una inmensa cantidad de utreranos y utreranas acudieron a su cita con Santa María de la Mesa puntualmente a las nueve de la mañana. Se volvieron a ver caras de sueño en los más pequeños y, sobre todo, la devoción en los ojos de las personas que esperan cada año este momento para pedir tres deseos a la virgen, con la confianza de que la Virgen conceda uno de ellos.
Previamente a la procesión, que en algo más de una hora recorrió las calles de la feligresía de la Parroquia, se celebró a las ocho de la mañana una misa conmemorando la festividad de la Asunción de la Virgen María que la Iglesia celebra cada 15 de agosto y que es la titular de la Parroquia en sus orígenes.
Sin convocatoria y publicidad alguna como es habitual se congregó en la explanada situada delante del porche con su arco renancentista una gran multitud, quizas superior a otros años motivados por la crisis. En el cortejo figuró la nueva permanente o junta superior del Consejo Local de Hermandades y Cofradías de la cuidad. Además presidió Don Diego Pérez Ojeda, Vicario Episcopal de la Zona Este, Rector del Santuario y Párroco de Santa María de la Mesa, quien precisamente será este uno de sus últimos actos de su etapa utrerana, ya que en el próximo septiembre será trasladado a la vecina localidad de Los Palacios y Villafranca.
Acompañaron, tambien, las Hermandades de la Parroquia y la parte musical estuvo a cargo de la Banda Álvarez Quintero. La Virgen iba ataviada con un vestido de color crema y un manto del mismo tono que estrenaba. Así mismo, llevaba su personalisima ráfaga de plata de 16 puntas barrocas de los inicios del siglo XVIII, así como una media luna, tambien de plata, del barroco tardío perteneciente a la Virgen del Rosario de dicho reciento sagrado y una corona del mismo metal que fue regalada por la familia Matienzo a inicios del Siglo XX. Iba sobre las andas de la Virgen del Dulce Nombre exornadas con nardos que fue llevaba por la cuadrilla de costeleros y capataces de la Hermandad de los Aceituneros.
Tras dar la vuelta a la parroquia durante poco menos de una hora, se recogió la egregia imagen y se dió por concluida esta procesión que probablemente es la más antigua de Utrera.