El viernes, 26 de junio, finalizaron los actos que la Hermandad del Santo Cristo de los Milagros han venido desarrollando para conmemorar la llegada de su titular a la Parroquia de Santa María de la Mesa y el broche de oro fue la Velada de Clausura que se celebró en el histórico solar donde estuvo ubicada la capilla de Santa Catalina de la calle de los Negros, lugar en el que hoy hay un precioso jardín, en la casa Ramón y Cajal, propiedad de la familia Aguilar García que lo puso a disposición de la Hermandad para este acto de clausura.
Gracias a un gran equipo humano de profesionales y aficionados, desinteresadamente, se creó la atmósfera que trasladó a los presentes a la Utrera del siglo XVIII y poco a poco ir avanzando hasta la actualidad.
Músicos, actores, narradores, cantantes, técnicos, historiadores y hasta el público, expectante y muy respetuoso, intervinieron en un acto cofrade que rindió homenaje al Santo Crucifijo, devoción que ya cuenta con más de tres siglos, a pesar de ser la Hermandad de Penitencia más joven de Utrera.
La Escaleta Pro-teatro, la Asociación Cultural Bandoleros de Grazalema con el utrerano José Garrido al frente, un coro polifónico de trece voces pertenecientes al Coro Auxilium y una capilla musical dirigida por Basilio Fernández Vílchez. estuvieron a gran altura.
De igual modo ocurrió con las destacadas participaciones del tenor Miguel Ángel Rodríguez Villacorta, quien ha sido el asesor musical, la pianista utrerana Auxiliadora Colchón Caballero y de César Hurtado que declamó dos poemas, un soneto anónimo del siglo XVI al Cristo Crucificado y el Florisel de Góvela, del siglo XX, titulado “La Madre”, ambos acompañados de una proyección sobre la antigua hornacina de ambas imágenes, titulares de la Hermandad.
Los guiones fueron realizados por José Garrido y Antonio Cabrera, que a su vez había coordinado los preparativos y todo con la dirección general de Julián Ternero, que con su experiencia y profesionalidad lograr pasar de un acto a otro, que fueron 23, sin pausas, de manera que los casi centenar y medio de personas que allí se dieron cita (debido a lo limitado del aforo), presenciaron recreaciones históricas, declamaciones poéticas e interpretaciones musicales, sin dar tiempo al aplauso y haciendo la hora y media que duró la velada se pasara casi sin darse cuenta.
Finalmente, Salvador Criado hizo de maestro de ceremonias agradeciendo a todas las personas que han participado en este brillante acto y se les entregó un recuerdo a todos los participantes.