El tiempo prometía dar una tregua para poder vivir, en Utrera, la Noche de Los Gitanos”. Claro que aprovechó la Hermandad para anunciar que realizaría su Estación de Penitencia pero recortando el recorrido para evitar la llegada de las lluvias.
Sorprendente las de personas que llenaban el porche de Santiago esperando la decisión y fortísimos los aplausos cuando las puertas de la parroquia se abrieron y la Cruz de Guía comenzaba su caminar.
El Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Esperanza iniciaron el recorrido bajo un cielo encapotado.
Las primeras gotas de lluvia cayeron con el Cristo de la Buena Muerte en carrera oficial, aunque fue un amago. Después volvió a aparecer levemente al paso por el Ayuntamiento, donde se pudieron escuchar con los pasos en movimiento las saetas de Manuel Durán.
Con una rápido caminar de la cofradía se vivieron momentos emotivos como la revirá en la calle Álvarez Quintero y la de la calle Sevilla, donde sonaron los cantes y hubo una petalada ante un público multitudinario que hacía complicado el caminar del paso.
La alegría se torció en preocupación cuando, por tercera ocasión, comenzó a caer la lluvia del cielo, esta vez con más intensidad.
El chaparrón sorprendió al Cristo de la Buena Muerte cerca del templo, aunque eso no impidió que se mojase, mientras la Virgen de la Esperanza se encontraba cerca del cruce de la calle Sevilla con la plaza de la Constitución.
A partir de ahí, los costaleros llevaron a paso ligero en volandas el paso hasta el templo para evitar el agua, que en pocos minutos dejó de caer.
