La inestabilidad meteorológica marcó el desarrollo de la tarde del Lunes Santo en Utrera. Desde primeras horas del día, las previsiones anunciaban la posibilidad de lluvias, lo que llevó a la Hermandad de los Muchachos de Consolación a tomar decisiones con antelación. La junta de gobierno optó por adelantar la salida procesional y fijar como punto final la Basílica de María Auxiliadora.
El cortejo comenzó su recorrido en un ambiente recogido pero emotivo, manteniendo momentos tradicionales como las saetas interpretadas desde el balcón del hogar del pensionista. Sin embargo, poco después de iniciar su marcha, la lluvia hizo acto de presencia, obligando a una segunda modificación sobre la marcha y adelantando aún más la hora de entrada.
La cofradía encontró resguardo en el interior de la Basílica, donde miembros de la Hermandad de los Estudiantes ofrecieron su colaboración para facilitar una recogida ordenada y rápida ante el empeoramiento de las condiciones climáticas. El público, pese al mal tiempo, no faltó a la cita y llenó la Vereda para acompañar a la hermandad en este regreso imprevisto, que tuvo lugar pasadas las 21:30 horas.
En el apartado artístico, la hermandad presentó varios estrenos destacados. Entre ellos, la bambalina delantera del paso de palio, confeccionada en el taller de bordado de Inmaculada García-Rayo; la restauración de piezas de orfebrería y platería del paso del Cristo, llevada a cabo por los Hermanos Fernández; así como nuevas potencias diseñadas por Sebastián Martínez Zaya y ejecutadas en los mismos talleres. También se incorporaron piezas de plata de ley, engastadas con 30 amatistas naturales y 30 circonitas, elaboradas por el orfebre Manuel Jiménez.
