La Hermandad del Resucitado celebró el pasado domingo, 3 de marzo, dos actos en su casa hermandad que ya vienen siendo tradicionales. Por un lado se presentaba el cartel de la Tertulia El Azahar y se pronunció el pregón de este hermandad.
El acto fue abierto por su hermano mayor, José Antonio López, que invitó a los presentes a hacer una reflexión sobre quién es Jesús, antes de presentar al autor de la fotografía seleccionada para el cartel de la tertulia. La fotografía es obra de Juan Miguel Rivas, Director de UVITEL, y presenta la imagen del Resucitado bajando por la calle Doctor Pastor para subir por Ruíz Gijón y llegar así a los barrios de Santa María y Santiago entre balcones y farolas, rodeado de nubes de incienso y nazarenos blancos. En la fotografía tiene un lugar destacado, también, el estandarte y corresponde con la salida procesional del Domingo de Resurrección del año pasado.
Juan Miguel Rivas antes de explicar los detalles de la fotografía que ilustra el cartel de la Tertulia El Azahar, quiso agrader la elección de una foto suya para el cartel y explicar porqué accedió. Rivas se considera “un fedatario de lo que está pasando en la calle, en nuestra ciudad y en nuestros colectivos”. Añadió “me gusta mi profesión” y su compromiso es el de “comunicar con mis fotografías o a través de los Medios que dirijo; contando lo que está pasando, con rigor y verdad creativa para que todos sigamos construyendo, nada de utilizar una foto, una información o un Medio para imponer voluntades según intereses”.
A continuación tomó la palabra el presentador del pregonero, Rafael Carmona, quien dijo de Dionisio Chuán “persona humilde y solidaria, costalero, cofrade y cristiano” y antes de darle paso con la típica llamada de los capataces al paso y a los costaleros “A esta es”, tuvo unas palabras para la esposa del pregonero.
Y comenzó el Pregón de la Resurrección a cargo de Dionisio Chuán. Un pregón que quiso dedicar a su mujer, a sus dos hijos, a sus padres y a su Junta de Gobierno “por la labor que realiza para que la Hermandad sea referencia de otras”. Recordó a sus amigos que no estaban presentes en el acto por diversos motivos pero que aún así son sus amigos y le muestran su apoyo constante.
Palabras dedicadas a la Mujer “con mayúsculas” y de la que destacó era el “ser más importante y base de la creación”. Capaz de dar amor, cariño y comprensión.
Una llamada de atención a eso hijos que abandonan a sus padres en hospitales o residencias por la “incapacidad de soportar esa cruz” sirvió para realzar el papel de las madres como verdaderos ejemplos de cristinianismo, que enlazó con la primera de las citas en su pregón a la Virgen de Consolación, la madre de todos los utreanos.
En un pregón cargado de experiencias personales no pudo dejar de hacer un recorrido por lo vivido el último año acordándose del Comedor Social y de la salida procesional del Señor en su paso el Domingo de Resurrección. Chuán lo recordó como “lo mejor vivido” una jornada cargada de emociones cuando vieron las calles llenas de personas que se emocionaban al paso del Resucitado al que le rezaban. Pero ahí también afloraron otros sentimientos al pregonero y tuvo su crítica a los párrocos de la ciudad.
La caridad y las hermandades fueron otros temas que no quiso dejar pasar de largo en el pregón. Dioniso Chuán confesó “estoy trabajando en lo que nunca hice”. Y llegaron fuertes críticas a las hermandades que entiende por caridad “vender lotería en Navidad” o la comparación de algunas con “club sociales” por los viajes o fiestas que se organizan.
Y llegó el momento de hablar del Comedor Social y del trabajo sin descanso de todas las personas que lo hacen posible por los más desfavorecidos. A todos los voluntarios nombró y les dio las gracias porque sin ellos sería imposible salir adelante. Agradecimientos también a las personas e instituciones que buscan alimentos para sus despensas y a su Junta de Gobierno por entender y comprender que es más necesario tener un almacén de alimentos que grandes despachos y salas de juntas. A su juicio, «el Comedor Social ha proporcionado mayor convivencia entre todos, ha aumentado el número de hermanos y ha demostrado a algunos miembros de la Iglesia que la caridad no es sólo de las hermandades y Cáritas».
El final de su pregón lo dedicó, una vez más, a la Virgen de Consolación, a la Resurrección del Señor y a la Virgen de la Estrella.