Este pasado jueves por la noche, en la nueva, pero ya asentada, sede de la Hermandad Gastronómica de Utrera, en la calle Buenos Aires, tuvo lugar un homenaje entrañable y merecido al veterano cantaor Diego El Cabrillero.
La cita, enmarcada en el tradicional encuentro mensual de los asociados, fue una celebración llena de emoción, buen cante y magnifica mesa.
Como es costumbre en la Hermandad, el menú de la noche estuvo a cargo de una “collera” de cocineros elegidos para la ocasión, quienes deslumbraron a los asistentes con una cena exquisita que combinó la tradición culinaria local con toques modernos.
El menú, elaborado por los destacados miembros Joaquín Castejón, Francisco Sánchez, Plácido Román, Antonio Taboada y Juan Carlos López, comenzó con unos entrantes que fueron recibidos con gran entusiasmo, entres otros: queso de Toledo, mojama de Huelva, anchoas del Cantábrico y chicharrones de Utrera, bocado este lleno de sabor que evocaba los orígenes de la tierra.
Como plato principal, los comensales disfrutaron de una delicada Merluza con Salsa de productos del campo, seguida de una combinación innovadora con un salteado de siete variedades de setas, ya que es ahora la temporada.
La cena culminó con un toque dulce tropical, un postre de mango acompañado de unas tradicionales gachas, que supo a la perfección cerrar la velada gastronómica.
Sin embargo, el momento más esperado de la noche llegó con el homenaje a Diego El Cabrillero, un hombre de profundas raíces utreranas, que ha dejado una huella imborrable en el mundo del flamenco y en su comunidad.
A lo largo de su carrera, Diego ha estado siempre dispuesto a colaborar en todo lo que se le ha solicitado, ofreciendo su cante con generosidad y cariño.
La Hermandad Gastronómica quiso reconocerle su figura y labor con una distinción muy especial.
Diego, visiblemente emocionado, estuvo acompañado durante al acto por su amigo y guitarrista de toda la vida, Antonio Moya, cuya guitarra ha sido el fiel respaldo de su voz en incontables ocasiones.
La velada también contó con la presencia de figuras destacadas del flamenco, entre ellas su sobrino Manuel Amaya, el cantaor Rafael de Utrera y la bailaora Carmen Lozano, quienes quisieron acompañar al artista en este homenaje tan sentido.
Juntos, brindaron momentos mágicos que hicieron vibrar a los presentes, demostrando una vez más la grandeza del arte flamenco de Utrera.
La Hermandad Gastronómica de Utrera, que celebra ya 14 años de historia, no solo se ha convertido en un referente culinario de la ciudad, sino que también destaca por su espíritu solidario.
Gran parte de sus recursos se destinan a obras benéficas, apoyando a los colectivos más vulnerables de la localidad.
Este gesto altruista, que a menudo pasa desapercibido, refleja el compromiso de sus miembros con la comunidad, en un esfuerzo callado pero constante por mejorar la vida de los que más lo necesitan.
Así transcurrió una noche donde se celebró no solo el arte flamenco, sino también la generosidad, la amistad y la unión de una hermandad que sigue dejando su huella en Utrera, tanto en la mesa como en el corazón de sus vecinos.