La recogida precipitada de Los Gitanos no fue sino el anuncio de un Viernes Santo de ausencias y calles desiertas. A las puertas la Capilla de San Bartolomé un buen número de devotos aguardaba la salida del Jesús de la Vereda y Nuestra Señora de las Angustias, pero tras un largo cabildo extraordinario la Junta de Gobierno comunicaba la suspensión de la estación de penitencia como consecuencia de los negativos partes meteorológicos.
Tras el rezo de las cinco llagas, quedaron abiertas las puertas del templo para que los fieles pudiesen al menos contemplarlos en en interior, ya que se habían quedado sin la marea morada de antifaces bajando la Corredera, las largas filas de penitentes, el caminar del Señor portando la cruz y ese palio que años atrás dejaba ver un cielo resplandeciente en torno al bello rostro de la Virgen.
Comenzaba así una jornada que no mejoraría aunque si ofrecería momentos de gran tradición, como añejo repiqueteo de la matraca, una tradición que recuperó el pasado año la asociación de Campaneros de Utrera y que ha vuelto a oírse en esta Semana Santa durante los Satos oficios del Jueves y el Viernes y Sábado en señal de duelo por la muerte del Señor.
Es Viernes es también el día también en que los devotos se dan cita a las 15 horas en la capilla de San Francisco para formular sus tres deseos o tres glorias a la Virgen de Los Dolores. Una tradición cuyo origen explicaba el Hermano Mayor de la Vera Cruz ante las cámaras de UVITEL: “surge de un deseo cumplido hace muchos años a la familia Cordero, que desesperada corrió a la capilla un Viernes Santo a las 15:00 horas para pedir el regreso de su hijo que se encontraba en la guerra, y al lo encontró al llegar a casa”.
Se trata de un acto cargado de emotividad, pues en su transcurro suena una saeta muy especial que Dolores Bravo dedica a Macarena desde hace 31 años. Esta niña, que estaba enferma, pidió a Dolores que cantase una saeta dedicada a ella frente a la Virgen que tanto adoraba para que la ayudase a ponerse buena. Dolores la cogió en brazos y cumplió su deseo. Prometió a su madre que lo haría año tras año u hoy, aunque Macarena ya descansa en el cielo, sigue cumpliendo con su promesa.
Precisamente la parroquia de San Francisco era el punto de partida de la tarde del Viernes, pues desde allí partiría en procesión la Hermandad de la Vera Cruz, pero de nuevo tocaba aguardar el próximo año.
El Hermano Mayor de la Hermandad de la Vera Cruz, José Simón, se dirigía a los hermanos para comunicar la no salida con unas sentidas palabras de resignación, pesar y cansancio provocado por esta situación meteorológica que ya viene repitiéndose en los últimos años.
Al igual que la anterior, se abrían las puertas del templo para mostrar al pueblo a Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna y Nuestra Señora de Los Dolores, que lucían escasas flores debido a la decisión anunciada por la corporación de entregar la cuantía que se habría invertido en ellas a las Cáritas de Utrera.
Momentos más tarde, los cofrades lanzaban la última moneda al aire esperando que la suerte acompañase a la última de las hermandades del viernes, aunque con escasas esperanzas. La Hermandad de Los Milagros cumplía los presagios y anunciaba la suspensión de su estación de penitencia por tercer año consecutivo. Luego, como las restantes, abría las puertas del templo a los que que quisieron visitar al Cristo en unos momentos de recogimiento que estuvieron acompañados de los sonidos del órgano y un cuarteto vocal.
Así finalizaba un Viernes Santo de ausencias que obliga a los hermanos de las distintas cofradías que procesionan en esta jornada a esperar otros 365 días para ver sus titulares en la calle.