Cada vez que llegaba una furgoneta a las puertas del convento de las Hermanas de la Cruz y los voluntarios empezaban a descargar e ir llenando de kilos de alimentos la dependencia que para ello se había habilitado, la superiora solo podía decir “Que Dios os lo pague”, y aún era solo el comienzo pues en tres horas los kilos de legumbres, arroz, pasta, azúcar, galletas y litros de leche o aceite, que los utreranos fueron entregado al paso de la la Cabalgata Solidaria se acumulaban en el convento donde todas las manos eran pocas para poner orden y hacer sitio para más.
Y es que Utrera se volcó con las Hermanas de la Cruz y todas las calles del recorrido de esta vistosa caravana formada por más de una docena de vehículos, los músicos que se unieron para ir abriendo el cortejo, grupos de animación, animadores, spiker y una gran cantidad de voluntarios que no solo acompañaban la Cabalgata sino que, también, estaban situados en cada uno de los puntos fijos que se habían establecido a lo largo del extenso recorrido.
Triana Macheño y sus alumnas participaron animando uno de estos puestos fijos, en concreto el de la Plaza de Los Ángeles, y bailando por bulerías animaban a los vecinos a colaborar con esta causa.
A la acción solidaria se unieron, también, voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja, Policía Local, el Club de Rugby y un gran número de personas anónimas que quisieron participar para devolver, si cabe, la encomiable labor que las Hermanas de la Cruz hacen por Utrera y por sus necesitados.
La Cabalgata Solidaria partió de la Plaza del Altozano a las 20:00 horas y la primera parada se hacía a las puertas del Ayuntamiento de la ciudad donde esperaba la Asociación Niño Perdido, formada por las familias de acogida de los niños bielorrusos, que donaron 50 kilos de alimentos. Además de esta distintas hermandades de la ciudad así como empresas se unían a esta acción solidaria y aportaron kilos de alimentos. Hay que reseñar que el utrerano David Gutiérrez ha aportado, a través de una empresa de zapatería, 1000 pares de zapatos.
La cantidad de alimentos que se pudieron obtener en esas horas y que se depositaron en el convento asciende a 7.000 kilos que harán posible que las Hermanas de la Cruz sigan socorriendo a los necesitados que acuden a sus puertas.
Además de legumbres, pasta o arroz, que es lo más habitual de recoger, este año han sido muchos los litros de leche y aceite que se han donado así como productos para bebés, de limpieza para el hogar e higiene personal.